DELITOS EN REDES SOCIALES

delitos informáticos

La facilidad de acceso y de publicación en Internet crea una falsa realidad de que todo es posible, está permitido y no tiene costes; pero, los delitos en Internet son un hecho y autores y víctimas conviven en la red.

Estamos acostumbrados a oír hablar de la existencia de hackers y grandes grupos que delinquen en Internet; pero, en ocasiones el autor es el ciudadano corriente, un simple usuario de una red social, y los delitos más cometidos en estos casos, injurias y calumnias.

La gran mayoría de los usuarios de redes sociales no son conscientes de que pueden cometer un delito contra el honor con la subida de algunos comentarios, imágenes o videos, y muchos, pese a cometerlos, no lo ven como algo reprobable sino como una libre interacción más que ofrece el uso de Internet.

El usuario se crea una ficticia y errónea diferencia a la hora de valorar los mismos hechos fuera y dentro de la red; llegando a considerar un mismo acto, delito en la realidad off line, y simple uso de libertad de expresión en la realidad online, cuando no es así.

El creciente número de vulneraciones de los delitos contra el honor en las redes sociales están convirtiendo a este tipo penal en un nuevo Ave Fénix, cuando ya habían quedado olvidadas siglos atrás las afrentas al honor que se saldaban mediante los duelos al amanecer; hoy el honor torna con otros matices, como la imagen que tiene de nosotros el grupo social al que pertenecemos y su vulneración en redes sociales crece de forma exponencial por su fácil comisión en un chat o un foro, y por la falta de conciencia o conocimiento de su existencia, unido a la confusa idea de anonimato que nos proporciona navegar en la red.

El Código Penal define en su artículo 205 CP la calumnia como “la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad”; y el delito de injuria es definido por el art. 208 CP como “la acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación”. Estos delitos contra el honor se producen cada día.

Las víctimas de un delito informático de injurias o calumnias cometido en redes sociales sufren lo que se llama impotencia aprendida, consistente no sólo en no saber qué hacer, sino en considerar erróneamente que simplemente es un bajo precio a pagar por el uso de Internet; por lo que, pocas veces se denuncian, cuando curiosamente no dudarían en denunciar esos mismos hechos si la acción se hubiera producido fuera de la red.

Hace unos días saltaba a los medios de comunicación un caso por delito contra el honor relativo a una mujer que había colgado anuncios de contenido sexual de otra, incorporando datos personales de la víctima, y que salió a la luz por una denuncia de la madre de la afectada.

La gran mayoría de personas que utilizan Internet creen que tienen impunidad al actuar online y no es cierto. Nuestras acciones en Internet dejan rastros perseguibles, como direcciones de correo electrónico cuando nos registramos en una red social, o dirección IP de nuestro ordenador, datos que hacen que el anonimato no sea una opción en una investigación de delitos informáticos.

Publicar algo en Internet con una actitud poco razonada, o sin pensar en las consecuencias legales de lo que se cuelga, está haciendo incrementar de forma insospechada los delitos contra el honor cometidos por usuarios redes sociales; quizá, porque no nos damos cuenta de que como señalaba Bill Gates: “Internet se está convirtiendo en la plaza del pueblo de la aldea global”; y por ello, nuestras acciones pueden tener una repercusión mayor en red que fuera de ella.

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