Secretos del Tribunal Supremo (I)

PATIO DE LA REINA
TRIBUNAL SUPREMO

Los que como Letrados estamos acostumbramos a andar por los pasillos y Salas del Tribunal Supremo somos conscientes de que cada centímetro de suelo que pisamos en ese Palacio de Justicia esconde una historia y un secreto. ¿Quieres conocer algunos? Hoy te desvelo 3…

1.- Aroma a Flor de Azahar. El Palacio de Justicia está en el antiguo convento de las Salesianas, de ahí su popular nombre de Las Salesas, y conserva la estructura de los patios del convento con los típicos jardines centrales al aire libre.

Cuando Pascual Sala, fue Presidente y Magistrado del Tribunal Supremo, como buen valenciano echaba de menos a su tierra y mandó plantar en el Patio de la Reina Naranjos Valencianos, cuyas flores en primavera inundan de olor del Tribunal y hacen que durante unos segundos podamos cerrar los ojos y aspiremos esa fragancia de tranquilidad de las huertas valencianas  trasladándonos mentalmente lejos de togas y legajos.

2.- Una extraordinaria araña de cristal. En el salón de los pasos perdidos, junto a la puerta de la Sala II del Tribunal Supremo, la de las causas penales, el suelo es una verdadera obra de arte en una composición de mosaíco, compuesta por mármoles de diferentes tamaños y colores formando un escudo representativo de la Justicia, una figura sobre cuyo centro cuelga a metros de altura una enorme lámpara de cristal de cientos de kilos de peso.

Arte de La Granja, que destaca como la magnífica pieza que iluminó con velas el original Palacio y ahora con energía eléctrica logrando que el brillo de los vértices de sus piezas de cristal brillen durante la noche y produzcan arco iris durante el día sometidas a la luz proveniente del patio de los naranjos y que se refleja con iridiscencias sobre las puertas verdes y doradas de la Sala II.

3.- Juicios rodeados de Sedas de Damasco. El interior de las Salas de vistas son en sí mismas verdaderas obras de arte, el artesonado, la sillería, la decoración, el suelo y los techos son de materiales nobles, y donde las paredes están enteladas con auténticas sedas de Damasco que han oído inmutables todos los detalles de los juicios más conocidos, cuyas resoluciones han dado lugar a la jurisprudencia de este país.

Sedas de Damasco con las que en su día el Palacio que mandase construir la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, decoró sus paredes; pero, la de aquellos protagonistas… es otra historia, una historia de amores y odios que dió origen a la construcción de este Palacio de Justicia y sin duda, digna de otro post.

 

 

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